

Allí los chicos y chicas de la Fundación Universitas y de la Casa de la Juventud departimos con los niños y disfrutamos de una jornada, donde se alegró con los regalos y nuestra presencia el corazón de estos niños abandonados. Al final más de uno salió con lágrimas en los ojos, paz en corazón y con un alma llena de grandes propósitos para seguir ayudando a los más necesitados. Y un claro objetivo seguir con el trabajo desde estas instituciones cruceñas que tanto nos ayudan a todos.